Ser Aceptados: Su regalo de amor

La verguenza, la culpa, la falta de aceptación y el miedo que rodea "nuestra debilidad" a menudo impiden al cristiano buscar ayuda o apoyo.  Esta situación refuerza las potestades y barreras espirituales, ataduras que esclavizan al cristiano espiritualmente.

La aceptación es un requisito para acoger (abrazar) su debilidad como lo hizo Pablo.  Usted no es un ser desperfecto o deficiente (dañado).  Usted es un hijo de Dios, y Dios le acepta plenamente por todo lo que es y como es.   Cuando llegamos a ser cada vez mas capaces de aceptarnos a nosotros mismos, aprendemos a abrazar (acoger) todo lo que somos de la misma manera que nuestro Senor y Salvador Jesucristo lo hace.   A la larga (o finalmente) aprendemos a amarnos a nosotros mismos, porque Dios nos amó primero (Rom.5:8; 8:31-39).

Jesus murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. El realizó un extraordinario (sublime) acto de amor en nuestro nombre para mostrarnos que El nos amó a pesar de nuestras debilidades y defectos.  El no murió por nosotros por algo que hayamos logrado o méritos alcanzados - murió por nosotros para demostrar que su amor no es condicionado a nuestro propio sentido o criterio de "justicia" o "derecho"-.

Si pudiésemos alcanzar la "justicia" por nuestra cuenta -Jesús nunca habría sido crucificado-. 

Nuestro primer paso hacia la etapa de aceptación requiere de nosotros el desechar todas las caretas, pretensiones y fachadas de pretender ser "buenos" o "fuertes" cristianos y lograr ser transparentes (reales, auténticos) con nosotros mismos, con Dios y con todos los que nos rodean.

Cuando alcancemos a entender el significado de la aceptación de Dios hacia nosotros, comprenderemos la anchura, profundidad y trascendencia de Su inmenso amor.  Nos daremos cuenta que Su aceptación y amor  de todo lo que somos, es una expresión de Su amor incondicional.